lunes, 14 de marzo de 2011

SI TUVIERA QUINCE AÑOS...

Cuando tenía quince años, o incluso menos siempre imaginaba como sería mi vida cuanto tuviera la edad que tengo ahora. Tendría un buen trabajo, viajaría por todo el mundo, conocería a gente interesante e incluso podría ser que fuese una artista famosa. Habría tenido una boda de ensueño con un tipo guapísimo que estuviera locamente enamorado de mí, y viviría en una casa con jardin y el perro de Scotex.

Cierto es que de alguna de todas esas cosas estuve a punto, e incluso llegué a hacer cosas que nunca creí realmente conseguir. Pero tambien es verdad, que tengo 32 años y la vida igual de desordenada que cuando soñaba con quince. Siempre falla algo, siempre falta algo, y cuando me da la sensación de que mejora una faceta de mi vida, otra falla o se hace demasiado complicada; o acabo sintiendome culpable por hacer cosas que quiero y no debería, entre comillas.

El caso es que no me he casado, ni de blanco, ni de negro.....el caso es que no tengo hijos, aunque en ciertas ocasiones yo me hubiese muerto de ganas, el caso es que mi trabajo es extraño y no lo que esperaba... El caso es que no viajo por el mundo ni veo paisajes nuevos, ni conozco gente interesante...El caso es que desde hace un tiempo tengo la sensación de que lo que me falta es precisamente eso, tiempo, y vuelvo a tener unas ganas inmensas de escaparme de todo una temporada, de desaparecer de casi todos, de dar un vuelco, un cambio drástico, de tener algun tipo de meta con fecha.
Soy complicada.

Me resulta una gilipollez decir que no me arrepiento de nada del pasado, más que nada porque si me arrepiento, de un montón de cosas, que sigo pagando a día de hoy, que a veces me dan la sensación de que son las que no me dejan tomar ninguna determinación, o que cuando estoy a punto de hacerlo me aterrorizan.
Es complicado, pero siempre hay momentos dónde la nostalgia y la desazón llegan a ser tan fuertes que te pegan una bofetada en la cara.

Creo a veces el ser una persona entera, siempre alegre y siempre con la cabeza alta puede llegar a ser un arma de doble filo. El ser humano es un ser social, y se supone que nos necesitamos los unos a los otros para seguir adelante. El hecho de creer que yo estoy fuera de eso, es la mayor tontería que solo yo soy capaz de hacer. Esa, y otras muchas. De hecho, fui yo la que presenté este blog como mi planeta y a veces en él se encuentra algún agujero negro sin explicación.

Si tuviera quince años otra vez, probablemente hubiese hecho todo de la misma forma, porque se supone que no conocería el desenlace de las cosas... Pero todo el mundo tiene días negros, dónde solo encuentra agujeros vacios, y se necesita escapar. O establecer un punto y aparte. O para ciertas cosas, como los recuerdos, incluso, un punto y final.

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