lunes, 14 de marzo de 2011

CLAVOS EN EL CORAZÓN

No la he escrito ahora, por eso no tiene sentido, pero si tuviera que recuperar algo de mi anterior blog, sería esto, de lo que ni me acordaba, pero como decía Calderón de la Barca "El peor de los sentimientos es el de tener la esperanza muerta"




Antes te recordaba a diario; echaba de menos los días felices acurrucada sobre tu pecho; antes me dolía tu ausencia y me mataba tu silencio; antes el dolor me hacía estallar de rabia hacia lo que no podemos hacer perdurar en el tiempo.

Los minutos me aplastaban y las noches sólo se dormían cuando formabas parte por fin de los sueños, y tus lágrimas hubiesen sido mi salvación si hubiese sentido que tu también llorabas por mí, que también te dolía mi ausencia.

Supongo que en los momentos duros de ciertas despedidas, duele más el rencor que el adios, aunque la nostalgia gane a veces a los dardos, y hunda una flecha en la diana…Creí que todas las batallas eran perdidas o ganadas y no supe adivinar que a veces consideras la victoria solo con no sentirte derrotado. Y todos sentimos tu derrota, y la mía; ninguno ha ganado. Tan solo hemos desaparecido.


Las historias que hemos escuchado han sido a veces partícipes de nuestro juego; hemos creado nuestra particular leyenda sin final, hemos creado un final para un cuento que nunca empezó.

La fantasía sigue, y los sueños no llegan nunca a morir contigo; sigo soñando sin estar acurrucada en tus brazos, y mi agonía se ha quedado hace tiempo clavada en tu memoria.

El cuento no ha acabado…simplemente se ha perdido un eslabón, simplemente hemos dejado un capítulo sin concluír…

SI TUVIERA QUINCE AÑOS...

Cuando tenía quince años, o incluso menos siempre imaginaba como sería mi vida cuanto tuviera la edad que tengo ahora. Tendría un buen trabajo, viajaría por todo el mundo, conocería a gente interesante e incluso podría ser que fuese una artista famosa. Habría tenido una boda de ensueño con un tipo guapísimo que estuviera locamente enamorado de mí, y viviría en una casa con jardin y el perro de Scotex.

Cierto es que de alguna de todas esas cosas estuve a punto, e incluso llegué a hacer cosas que nunca creí realmente conseguir. Pero tambien es verdad, que tengo 32 años y la vida igual de desordenada que cuando soñaba con quince. Siempre falla algo, siempre falta algo, y cuando me da la sensación de que mejora una faceta de mi vida, otra falla o se hace demasiado complicada; o acabo sintiendome culpable por hacer cosas que quiero y no debería, entre comillas.

El caso es que no me he casado, ni de blanco, ni de negro.....el caso es que no tengo hijos, aunque en ciertas ocasiones yo me hubiese muerto de ganas, el caso es que mi trabajo es extraño y no lo que esperaba... El caso es que no viajo por el mundo ni veo paisajes nuevos, ni conozco gente interesante...El caso es que desde hace un tiempo tengo la sensación de que lo que me falta es precisamente eso, tiempo, y vuelvo a tener unas ganas inmensas de escaparme de todo una temporada, de desaparecer de casi todos, de dar un vuelco, un cambio drástico, de tener algun tipo de meta con fecha.
Soy complicada.

Me resulta una gilipollez decir que no me arrepiento de nada del pasado, más que nada porque si me arrepiento, de un montón de cosas, que sigo pagando a día de hoy, que a veces me dan la sensación de que son las que no me dejan tomar ninguna determinación, o que cuando estoy a punto de hacerlo me aterrorizan.
Es complicado, pero siempre hay momentos dónde la nostalgia y la desazón llegan a ser tan fuertes que te pegan una bofetada en la cara.

Creo a veces el ser una persona entera, siempre alegre y siempre con la cabeza alta puede llegar a ser un arma de doble filo. El ser humano es un ser social, y se supone que nos necesitamos los unos a los otros para seguir adelante. El hecho de creer que yo estoy fuera de eso, es la mayor tontería que solo yo soy capaz de hacer. Esa, y otras muchas. De hecho, fui yo la que presenté este blog como mi planeta y a veces en él se encuentra algún agujero negro sin explicación.

Si tuviera quince años otra vez, probablemente hubiese hecho todo de la misma forma, porque se supone que no conocería el desenlace de las cosas... Pero todo el mundo tiene días negros, dónde solo encuentra agujeros vacios, y se necesita escapar. O establecer un punto y aparte. O para ciertas cosas, como los recuerdos, incluso, un punto y final.

martes, 1 de marzo de 2011

No me acuerdo de cómo se escriben cartas de amor. La verdad no recuerdo ni la sensación. De todas maneras, no es verdad que solo escriba cuando estoy triste, o me pasan cosas malas. A veces hay cosas que aunque las cuentes, suenan imposibles, y supongo que por eso es más facil poderlas escribir, porque así es complicado correr el riesgo de sentirse juzgada o de que alguien pueda llegar a pensar que en tan poco tiempo uno no puede correr el riesgo de sentir absolutamente nada.

Pensé el poder recuperar alguna historia del pasado y cambiarla un poco, porque no tenía la idea clara de que letras poder combinar para formar las palabras que te den una idea de lo que me pasa por la mente, pero luego me arrepentí; porque está claro que si escribes para alguien nunca puedes compararlo ni definirlo como lo definirías en otro momento de tu vida. Porque yo ya no tengo quince años, ni veinte, y no me parece justo regalarte algo de segunda mano. Ahora bien, al comenzar de cero, nunca sabemos que desenlace tendrá ni si todo tendrá un toque demasiado cursi, o melodramático que es más de mi estilo.

Tengo la sensación de que con esto pierdo la parte de control sobre mí misma que aún me quedaba, porque te cuento demasiado, te escribo cosas ridículas que probablemente veas como demasiado pastelosas, y yo tendré que aguantarme, porque si fuese al revés, estaría metiéndome contigo y llamándote capullo. Y tu te reirías, y dirías que nunca aciertas y que estoy un poco chalada.

Hace casi un mes que empezó esta locura, y no recuerdo un solo día que no pensase en tí desde que cruzamos la primera frase. Y seguramente ha sido una tontería la forma de conocernos, una osadía el pasar el fin de semana juntos, un sprint la manera en la que te metes en mi cabeza; pero no ha salido tan mal cuando se que no olvidaré nunca el momento en el que bajaste de esa moto, me acariciaste la mejilla y me diste un beso interminable, de esos que aunque no sean tu primer beso, no se olvidan jamás.

No te has preguntado nunca que tipo de señal recibimos si realmente nos cruzamos con la persona ideal para pasar juntos el resto de la vida?. Yo me lo he preguntado miles de veces, y no tengo respuesta; pero se que llevo mucho tiempo sin atreverme a dar un paso adelante con nadie, porque no estaba convencida, porque no me apetecía llevarme más golpes, porque era feliz en mi faceta de libertad total; y apareciste tú, con tu cara de no haber roto nunca un plato, con tu mirada de malo, y con tu forma de abrazarme, y ahora no me imagino una sola noche sin al menos compartir un rato contigo, y planear cuantos días nos faltan para podernos ver de nuevo.

Querías un manual de uso, un libro de instrucciones, y lo único que puedo es contarte la manera en la que me haces sentir. Y en las ganas que tengo de volver a estar contigo mil y una veces más.