domingo, 28 de diciembre de 2008

NOALLA


El punto más alto de la península del Grove son unas rocas situadas en un monte cuyo nombre no recuerdo. Forma un extraordinario mirador sobre la ría de Arousa y el océano atlántico. Desde allí veremos a nuestros pies las islas atlánticas, la lengua de arena que une la antigua isla de O Grove con el vecino municipio de Sanxenxo, la rica ensenada de O Vao y la playa de A Lanzada.


Hoy por la mañana, mientras respiraba el aire puro con aroma a rías y árboles, y dónde no es acosejable ir, si como yo, se padece de vértigo, me he dado cuenta de algo importante: que las cosas no suceden como las imaginamos.


Yo imaginaba un idilio de cuento de hadas, imaginaba poder seguir el resto de mi vida contemplando los más bellos paisajes a tu lado, creando las nuevas sensaciones que cubrirían todas nuestras noches, bebiendo de tu sonrisa todos los amaneceres que me faltan aún por ver.


Ciertamente no es que se haya roto ninguna promesa; simplemente es que no las ha habido; simplemente es que yo intento e intento ser lo que tu buscas sin el éxito esperado; simplemente es que yo estoy locamente enamorada y seguiría subiendo montes y bajando precipicios mientras fuese de tu mano. Y tu mano no siempre está ahi, no siempre la encuentro, no siempre la tengo cuando la busco. Y de nuevo el maldito reloj, marcando los días y las horas que aún me quedan para el día de Reyes, marcando el final de mi risa y el comienzo de mi temor.


El futuro no es como imaginamos. Laura siempre me dice que todo se rige por el destino. Que si las cosas no son como esperaba, es que no eran para mí. Que si encuentro tantas piedras en el camino, es porque quizá lo que me queda de vida aún esté por llegar, por descubrirse con el tiempo, de otra manera, y con otras circunstancias. Pero como ya dije una vez "puede que mi destino seas tu" y no se si es bueno cansarse de luchar o unirme a mi enemigo el reloj, ya que no consigo vencerlo. Ya que no consigo mirar adelante sin marearme, sin estremecerme, sin aterrorizarme.


Por eso esta mañana quisiera haberme quedado para siempre en un rincón en el punto más alto del Grove, sujeta entre tus piernas, y sintiendo tus manos que no siempre tengo, que no siempre encuentro, que no se si puedo conservar. Por eso quisiera haberme quedado para siempre en el columpio de tu risa, en el sudor de tus sábanas, en los instantes mágicos que me imagino, y no siempre tengo.


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