jueves, 24 de junio de 2010

PAPELES MOJADOS


Acabo de ver todos mis borradores escritos; pretendía recuperar alguno. La verdad, no puedo, porque siento como si esto fuera un anillo de compromiso que te regalaran aún habiéndolo comprado para otra, y ya no es justo, ni bonito, ni especial, ni tiene el significado que nisiquiera le doy.


Al final, vuelvo a escribir, sin saber el tema. Pero se que al final solo escribo para mi y eso me consuela.


Esta semana está siendo larga, insoportable, pegajosa. Se está convirtiendo en un viaje en coche con toda la familia donde preguntamos trescientos millones de veces cuando llegamos y la respuesta siempre es es cinco minutos. Pero bueno, el viernes llega; el coche se para y solo nos queda bajar las maletas para poder zambullirnos en el agua. O escondernos en la concha como los caracoles.


Me gustaría volver a ser capaz de escribir cartas de amor. Siempre lo pienso cuando leo algo de hace tiempo. Aunque ahora creo que me sentiría ridícula al hacer partícipe a alguien de algo que no se como se tomaría. Por eso ya no escribo tanto, ni cartas, ni leyendas, ni deseos. Y las historias en conjunto prefiero ni soñarlas no vaya a ser que esa sea la forma en la que desvanecen al despertar y por eso al final no logro encontrarles ni tan solo el sentido de lo que fueron alguna vez. Solo historias, supongo.


Lo curioso, es que al final digo que no y es que si. Y sueño y espero, y ansío y anhelo. Y creo que en alguna ocasión todo ello tendría que tener una conexión específica. No quedarse siempre por el aire, flotando y lléndose. Porque todo lo que flota llega un momento en el que tendría que tener tendencia a caer. y no se la razón pero no sucede.


A veces creo que lo que pasa, es que no sirve de nada pretender convertirse en amiga, amante, apoyo, pareja. Porque queremos ofrecer cosas que no se nos han presentado, y al pretender no cosechar nada de lo que se siembra la sensación es siempre de impotencia.


Y no puedo aguantar tener que imaginarlo todo, que cosechar en vacío, y que sembrar sobre terreno muerto.


Y sin embargo, digo si otra vez. Aunque sea que no. Y veo cosas que me das, que no se si son ciertas porque me pesan piedras a mis espaldas. Que pretendo no endosarte, pero que me doy cuenta de que sin querer lo hago. Y eres el culpable de que las hogueras se apaguen, de que los globos se escapen, de que el aire flote, y casi casi, de que la capa de ozono se extinga.


Y aún así no puedo evitar otra afirmación, y las que hagan falta. Y por mi parte, espero que no queden en historias contadas, y en papel mojado.




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